Pensive woman thinking by a lake

¿Se te hace difícil perdonar? ¿Vives atormentada por situaciones hirientes que ocurrieron en el pasado? ¿No le hablas a tus padres, hermanos o amigos? ¿No has logrado rehacer tu vida después de un divorcio porque te niegas a perdonar a tu ex?

¡Libérate!

En este post aprenderás cómo el perdonar te abre paso para disfrutar de la vida feliz que te mereces.

Por qué es difícil perdonar

Todos hemos sido ofendidos alguna vez. Hemos pasado desengaños, sinsabores y decepciones amorosas. Puede ser algo tan simple como un gesto, una mirada o palabra hiriente o actos de fuerza mayor, como una traición o agresión física.

Pensamos que perdonar es algo que deben hacer los demás, o nos sentimos tan indignados por las ofensas que decimos “perdono pero no olvido”.

Jesús nos enseñó a perdonar—hasta setenta veces siete.

A veces nos negamos a perdonar porque asumimos que el perdonar es dejarnos pisotear.

Que al perdonar estamos aceptando conductas hirientes y ofensivas y estamos invitando a más ofensas.

Pero eso no es cierto. El perdón no se trata de aceptar comportamientos ofensivos. Especialmente cuando de abuso se trata, estos comportamientos nunca son apropiados y no podemos permitirlos.

Ninguna ofensa amerita hacerte perder tu paz ni que renuncies a tu felicidad.

El perdón te abre el corazón y hace espacio para dejar entrar la paz y el amor.

Perdonar te empodera

Tal vez te niegas a perdonar porque tienes miedo de parecer débil o vulnerable. ¡Al contrario! El perdonar te empodera, porque suelta el nudo que te causa el resentimiento.

Cuando te aferras a heridas pasadas y resentimientos, le estás cediendo tu poder a la otra persona. El aferrarte a los resentimientos te envenena a ti y te mantiene atada a la persona que te ha herido.

Cada vez que revives un evento hiriente, haces que continúe hiriéndote una y otra vez—mucho después de que esta conducta ha terminado.

De hecho, hay quienes se aferran a ofensas cometidas años atrás, a veces por personas que ya han fallecido.

Pero ¿quién se hace daño? Ciertamente no la persona fallecida.

El no perdonar destruye tu vida

Negarte a perdonar es como llevar un ancla atado a tu cuello: te impide alcanzar tu potencial y te priva de la paz que necesitas para poder ser feliz.

Si has terminado una relación, no podrás rehacer tu vida si continúas obsesionada con los errores y los daños sufridos en el pasado.

Cuando perdonas, rompes el hechizo y te liberas de las cadenas que causan los reproches y el resentimiento.

Muchas veces nos aferramos a los resentimientos porque erróneamente creemos que el no perdonar a nuestros ofensores nos hace superiores. Pensamos que el no perdonar nos hace “los buenos” mientras que la otra persona es el malo de la película.

Sin embargo, el no perdonar no te convierte en una buena persona ni convierte al otro en una mala persona. Sólo consigue hacerte infeliz mientras que la otra persona sigue con su vida—más feliz que tú—sin ser afectado por tu ira y tu odio.

Perdónate a ti misma

El perdón no es algo que hacemos por los demás. Es algo que hacemos para nuestro propio bienestar. No sólo perdones a otros, sino perdónate a ti misma por los errores cometidos, por falta de madurez o haber perdido la compostura.

Ten la humildad de pedir perdón y hacer enmiendas siempre que sea posible.

El perdón después del divorcio

Si tu matrimonio ha terminado en divorcio, seguirás amarrada a esa persona que te hizo sufrir por el resto de tu vida aunque el divorcio o la muerte los separe.

Para poder sanar de una ruptura, necesitas perdonar a tu cónyuge por cada daño – real o imaginario—cada uno de ellos, por imposible que te parezca.

Además, te tienes que perdonar a ti misma por todas las cosas que te reprochas con respecto a tu matrimonio y en cada aspecto de tu vida.

Perdónate por haber escogido a la persona equivocada. Por no haber reconocido sus faltas ni percibir las señales de peligro antes de casarte, o por haber tolerado comportamientos ofensivos, tal vez por mucho tiempo.

Aprovecha las lecciones aprendidas

Ten autocompasión por tus errores. Todos nos equivocamos, y casi siempre por ignorancia.

El pasado ya pasó y no puedes cambiarlo. Solamente puedes aprender de él. Aprovecha las lecciones aprendidas para convertirte en una mejor persona y evitar repetir los mismos errores en el futuro y en tus nuevas relaciones.

Libérate con el poder ilimitado del perdón y reclama la felicidad que te mereces.

 

About the author

Sonia Frontera is a divorce lawyer with a heart. She is the survivor of a toxic marriage who is now happily remarried. Sonia integrates the wisdom acquired through her personal journey, her professional experience and the lessons of the world’s leading transformational teachers and translates it into guidance that is insightful and practical. She is a Certified Canfield Success Principles Trainer and offers inspirational workshops and retreats. Through the years, Sonia has supported domestic violence survivors as an advocate, speaker and empowerment trainer. She is a certified mixologist who is happiest hanging out in her country home with her husband and their three street-dogs-turned princesses.

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